Novedades — 27 octubre 2014

Arrecian las críticas a la subida de impuestos a la venta de viviendas usadas, especialmente a las compradas antes de
1995, que incluye la reforma fiscal. Y el Gobierno empieza a plantearse si no retirar la medida, al menos retocarla para
suavizar su impacto en el bolsillo de los contribuyentes. Según se informa en este artículo, el PP podría presentar una
enmienda en el Senado, o pactar alguna transaccional con los grupos de la oposición para suavizar este alza fiscal y que
de alguna manera se tenga en cuenta el impacto de la inflación en las plusvalías obtenidas.
La reforma del IRPF, que se tramita en el Parlamento, suprime los coeficientes de abatimiento, que todavía se aplicaban
para las viviendas compradas hace 20 años o más, pero también elimina los coeficientes correctores de la inflación. Eso
significa que a la hora de vender inmuebles y calcular las ganancias o plusvalías obtenidas, no se tiene en cuenta el
impacto de la inflación, o lo que es lo mismo, que un millón de pesetas del año 1980 (6.000 euros), no tienen el mismo valor
entonces que hoy. Y esta es la principal crítica que los expertos consultados hacen a la medida: no se va a gravar la
ganancia real que obtienen los contribuyentes, sino un patrimonio ficticio. Algunos incluso califican la medida de
“barbaridad contable” y de “injusticia tributaria”.
(ABC, Página 36. 3 columnas)

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